Existe una raza sublime por su excelencia en el orden estético. A sus miembros para diferenciarlos de los humanos los denominaremos estéticos.
Obra literaria de Jordi Casado Sobrepere.
Existe una raza sublime por su excelencia en el orden estético. A sus miembros para diferenciarlos de los humanos los denominaremos estéticos.
La coctelera estaba bien fría. El tejido se apartó de forma deliciosa dejando entrever una pierna esbelta y sinuosa. Unos tacones de aguja señalaban el infinito.
En realidad vivimos en el mismo segundo, el que tarda la cabeza reproductora comandada por el procesador en imprimir en pantalla el resultado de las instrucciones de un programa (historia o trama).
Es la rama de la ciencia económica que estudia la disposición tridimensional relativa de los precios con respecto a los cuerpos de renta y sus masas patrimoniales.
Antes de firmar el contrato leí atentamente sus cláusulas principales. Se trataba de las condiciones de adoptar un cuerpo o forma dentro de la simulación inducida. Fui conectado y mis recuerdos anteriores se desvanecieron.
Después de la calma llegas tú. Te quitas los tacones, te sueltas el pelo y como siempre abres la heladera y sorbes leche del mismo cartón. Siempre semidesnatada.
La Fábrica de Sueños bombea cada instante millones de millones, de millones de señales interruptor. Un torrente de instrucciones que alcanzan a los terminales de las máquinas deseantes. Ellas decodifican la dimensión onírica del mensaje, restableciendo el motivo real que impulsará a una nueva acción en el mundo de los deseos.
Los insectos al igual que los humanos se reúnen en petit comité. En estos espacios concertados se intercambia una sustancia que representa la urdimbre, la trama que afectará al resultado de acciones futuras en el marco del mundo.
Mi conocimiento del rebaño es limitado. Guardo una distancia mínima tras los cuartos traseros de mi compañero, retrocediendo en ocasiones para no recibir una coz involuntaria.
La verdad en ocasiones resulta demasiado cruel, es por tanto, preferible la dulzura de una mentira, de un autoengaño que nos ayude a aligerar la carga.
El doctor abrió la puerta de la consulta y me invitó a pasar. Enseguida puso cara de circunstancias por lo que me temí lo peor. Al parecer era más grave de lo que pensaba, mi insomnio, mi predilección por las rosas rojas… me condenaban a estar enamorado.
Sus padres habían observado una precoz inteligencia en él, algo sin duda preocupante. La cuestión se agravó cuando acudió al liceo y más tarde a la universidad. Fuera donde fuera, Pi-omega creaba en torno a sí una enorme polémica, algo sin duda monstruoso.