En el Huerto de la Escasez y la Desigualdad: Un Experimento Mental
Uno
El presente experimento mental exige del lector un poco de colaboración tanto en el ámbito imaginativo como interpretativo.
Se trata a la vez de un cuento económico, que desde la ficción, pretende introducirnos en un ecosistema experimental en el que se producen eventos o acontecimientos que obligan a alterar el rumbo o las estrategias iniciales, sustituyendo un determinado modelo de funcionamiento de la economía por otro.
- Las condiciones iniciales: En un principio nuestro mundo o ecosistema ficticio se reduce a una parcela cerrada o huerto donde se cultivan cien unidades de manzanos. Cada árbol o unidad sirve de suministro al individuo que lo mantiene, así que equiparamos el número de árboles al número de individuos en la parcela o huerto.
- Las funciones de los individuos del huerto son (dos funciones principales):
- Trabajar: esto consiste en cultivar y mantener cada individuo su árbol.
- Consumir: es la finalidad última o razón instrumental de la economía del huerto, es decir, que cada sujeto consume directamente manzanas que él mismo ha producido (no hay transferencias de manzanas).
Nota: las manzanas son el único sustento necesario para los individuos del huerto, el único bien económico.
Hasta aquí no hay ningún problema, cada uno consume lo que aporta su trabajo y ello es el fruto del árbol que le corresponde. En este caso fuerza de trabajo y fruto de trabajo se igualan.
Hipótesis uno: se desata una crisis huracanada.
Un huracán se ceba con el huerto arruinando las cosechas, dejando como útiles un 10% de los manzanos. El 90% restante ha sido completamente destruido. Ante esta crisis sin precedentes, se declara una alerta alimentaria, y se decide distribuir la riqueza de manera lo más ecuánime posible. El 10% de individuos que mantienen sus manzanos desean que en el nuevo reparto de funciones no se altere el valor de la propiedad privada ya establecida. Mientras, el 90% restante, ahora desposeídos, sólo conservan su fuerza de trabajo.
Dada las dificultades para introducir un modelo proporcional puro, de reasignación de recursos, debido a la escasez y a la negativa del 10% propietario, lo que se decide hacer es establecer un sistema de mercado, en el que la manzana recibe un valor de equilibrio en cuanto al peso y su calidad en relación con las horas de trabajo. Por desgracia la mayoría del 90% no les queda como única alternativa el intercambio de manzanas por horas de fuerza de trabajo. Surge así entre los desposeídos una nueva clase intermedia, los trabajadores por cuenta ajena.
Esto emancipa al 10% ahora conocidos como propietarios o capitalistas, frente a una fuerza laboral que representa un 90% de la población. Aunque no debemos olvidar que todos, siguen siendo consumidores de manzanas. La única diferencia es que los propietarios-capitalistas han salido del ciclo productivo del huerto, que ahora pasan a controlar, es decir que la manzana que debe alimentarlos es ahora fruto de las fuerzas del trabajo de otros.
La complejidad del trabajo (Mejor, en menos tiempo y en mayor cantidad).
Un trabajador que aplica el 100% de su fuerza de trabajo para un propietario, apenas gana lo suficiente para subsistir, es el problema de los que están colocados en un manzano, en su mayoría comparten esta situación paupérrima. El caso es que resulta aún peor observar las condiciones de los no colocados, que no tienen trabajo o no pueden hacer efectiva su fuerza de trabajo, en tal caso solo queda la mendicidad o la caridad, como única vía para el sustento diario.
Esto último sirve de acicate a algunos trabajadores, que subemplean a los mendigos, prometiendoles una ínfima parte de las manzanas. Con lo que logran aumentar la productividad de cara al propietario.
Así hay trabajadores-emprendedores, que consiguen con sus manzanas, dividir el trabajo en funciones asignadas a subempleados, para que estos se especialicen y realicen la función completa en un tiempo récord, ofreciendo un mejor producto y en una mayor cantidad, lo que finalmente se traduce en una mejora ostensible de la retribución por parte de los propietarios del huerto.
Esta dinámica de división y especialización, se va haciendo cada vez más compleja, hasta que la riqueza, las manzanas, se van distribuyendo por todas las capas y jerarquías del trabajo vinculadas a esta nueva práctica. Esto es lo que en el huerto se conoce como efecto multiplicador de la producción.
Aunque el resultado es un sistema piramidal en el que el mayor excedente de manzanas lo ostentan los propietarios capitalistas, seguido de los emprendedores-trabajadores (empresarios) en distintos niveles, hasta los trabajadores por cuenta ajena, que simbolizan todos aquellos que solo obtienen una porción de manzana necesaria para la reproducción de su actividad, que comparten la base de la pirámide con los trabajadores parados o aquellos individuos que por diversas razones no pueden optar a un puesto de trabajo.