Navego en el fuego
de sus senos lechosos
en el almíbar de su boca
dientes de nácar
y el aliento contenido
Mis manos exploran
más allá del ecuador
donde cimbran las aves
de floridas costumbres
bajo la mesa del comedor
Es su andar un desafío
su mirada un tormento
acicate de un movimiento
Más mi mirada a la deriva
en el escote de su blusa
es la suciedad del artista
la pureza de su musa
Inquilino de un pasado distante
entre quiebros y saltos
en la nevada sierra
cautiva de sus encantos
Ya la vega saluda a la madre
vecina del beso robado
en la bóveda carmesí
donde habitan los sueños
está viva su imagen
en el cerro conquistado
Los olivos se despojan
el aceite y la lumbre
en el fragor de las alondras
que viven en círculos
entre luces y sombras
Es el crepitar rojo
de un periodo simiesco
que abate la razón
y abriga el sufrimiento
Fuego en las bocas
aires de frío silencio
un suspiro de derrota
y en el barro un cuerpo
de carne muerta
y espíritu eterno
Caminara a su lado
bajo estandartes imposibles
en las caravanas solitarias
de noches estrelladas
como infiel compañía
Es su lecho roto
su mendrugo abierto
el secreto de una cicatriz
de su pecho descubierto
Vino inocente que nublas
la vista de la mente
que cercenas la razón
en su tallo más tierno
escondiendo la desazón
en este frío invierno