La coctelera estaba bien fría. El tejido se apartó de forma deliciosa dejando entrever una pierna esbelta y sinuosa. Unos tacones de aguja señalaban el infinito.
Había pasado horas maquillándose, su rostro envuelto en un sinfín de capas, la de kiwi la mejor. Su lengua impelida por el olor a fruta fresca repasaba furtivamente las comisuras.
El show tenía que empezar. Así que se ciñó al vestido que se extendía como un ave, similar al plumaje del cortejo de un pavo real. Solo que la densidad y el colorido de las plumas, casi cegaba la vista de aquellos que la vislumbraban. Un destello observable desde millas de distancia. Algunos la señalan desde el malecón, entre dientes blancos y labios temblorosos, entre la humareda y las risas, más allá, los tatuajes de los marinos se deforman al contraerse la musculatura, muchos se afanan colgándose de babor, haciendo que se mezan las naves.
Los farolillos, iluminaban la alameda con sus ancestrales dragos, testigos de tantas murgas, comparsas y chirigotas. Un festival que invitaba a la locura a copar las calles del barrio del pópulo, allí entre flores y tortillitas de camarones, mojando los pies en la orilla y la lengua en el ron bien acompañado.
Lola caminaba con una cadencia exagerada, marcando en cada impase las nalgas firmes y altivas, su plumaje la acompañaba exuberante. Una fauna tropical parecía acechar su mirada, miles de agapornis y loros picudos salieron de entre la flora tras ella. Un estruendo gong y una música caramelizada avivó el ritmo de los corazones. Una tibieza cautivadora y un ritmo caribeño revoloteaban por el ambiente. Entonces Lola levantó su mirada desafiante al público rendido y lanzó su Ay Ay Mamá.
Un estribillo pegadizo que cantaba las nostalgias de las noches mágicas, preñadas de amor y memoria, un sinfín de tracas, de timbales, y una luna que se derretía entre la pirotecnia. Un olor a pólvora y una humareda distante, entre truenos y relámpagos artificiales, que dibujaban astros efímeros en la noche de este carnaval, para el que Lola y la isla entera, se habían preparado durante todo el año.
